n "Mensajero de la oscuridad" (The mothman prophecies), John Klein (Richard Gere) es el periodista estrella del diario Washington Post. Su idílica vida se ve trastornada por la prematura muerte de su esposa Mary (Debra Messing). Una misteriosa aparición (algo así como una polilla gigante) es la causa de su terrible accidente de auto. Mientras le realizan estudios, descubren un tumor en el cerebro que terminan con la vida de la joven mujer.

Un enfermero que le dice a John que "ella sabía, ella pintaba ángeles" y una libreta llena de ominosos dibujos llaman poderosamente la atención al reportero.

Dos años después, John equivoca el camino y aparece en Point Pleasant a más de mil kilómetros de su destino. Una serie de extrañas visiones tiene conmovida a la población. Como mucho de los relatos le recuerdan a los dibujos que obsesionaron a Mary en los instantes previos a su muerte, decide quedarse a investigar los misteriosos sucesos.

Truculenta. Esa es la definición concreta de "Mensajero de la oscuridad". Ni más ni menos. Si alguien me preguntase ¿buena la película?, me vería obligado a responder "tienes que verla". Puede ser que a alguien le fascine y termine aplaudiéndola. Entre el público no falta ese fanático de los efectos especiales y los movimientos de cámara vertiginosos. En el caso de los cinéfilos, el recurso desmedido del ralenty satura y mata el concepto real del metraje.

El tema del filme es interesante, aunque el tratamiento del guión y la elección de los personajes principales es regular. Richard Gere no convence con su papel al estilo "Archivos secretos X" y la mujer policía más parece una modelo de catálogo de ropa íntima que una investigadora de sucesos paranormales.

Interesante es que la leyenda urbana de Monthman (que significa hombre-polilla) haya servido como base argumental del "Mensajero de la oscuridad". Cuentan que en algunos condados de Estados Unidos aparece la imagen de una criatura con alas que asusta y condena a los habitantes.

Coincidentemente, en las últimas semanas historias de muerte, espíritus y engendros que asoman sus astas desde el infierno han inundado la cartelera local. "Señales", de Manoj Shyamalan; y "El misterio de la libélula", de Tom Shadyac, son algunos de los títulos, que hablan de una suerte de tendencia del cine norteamericano a abordar temáticas sobrenaturales.